Que no nos sorprenda

 

Cuando la muerte nos pasa por un lado vemos pasar el tráiler de nuestra vida. Evocamos momentos que ni siquiera sabíamos que seguían guardados en nuestra memoria. Aparecen caras que hace mucho dejamos de ver, se mezclan alegrías y tristezas. Todo lo importante inunda nuestra mente en unos segundos fugaces que nos hacen creer que llegó la hora.

De pronto sucede algo que nos recuerda lo frágiles que somos, lo fugaz que es la vida y la suerte que tenemos de seguir en este mundo a veces sin saber muy bien cómo, o incluso porqué. Como sea, para hacernos reflexionar basta un frenazo repentino, el estallido de un neumático, un resbalón en el baño, el resultado de una prueba, o cruzarse en el camino de un degenerado.

 

A veces hace falta un sacudón para abrir los ojos y enrollarse las mangas. Parece que necesitáramos un toque de atención para ponernos manos a la obra y comenzar a recoger los cabos sueltos, replantearnos las prioridades y tachar cosas de la lista de pendientes. Y esos asuntos aplazados van desde pegarle un botón a ese vestido que tanto nos gusta y tenemos en el armario, hasta escribirle una carta a un ser querido. Depurarnos de todo lo que intoxica nuestra vida y renunciar a que otros nos ayuden a cerrar puertas que aun con esfuerzo podemos cerrar solos, es fundamental.

Ver que hemos tenido la suerte de haber salvado los huesos estremece nuestros sentimientos y nos estimula a hacer eso que muchas veces sin saber el motivo no nos atrevimos: deshacernos del orgullo, pedir perdón, decir “te quiero”, olvidar, perdonar, dejar de esperar un día especial que puede ser cualquiera al que decidamos cambiarle el nombre. Levantar el teléfono y llamar a ese amigo que tenemos abandonado, preparar nuestro plato favorito aunque no sea domingo ni Navidad. Ponernos nuestros zapatos favoritos, apagar la tv y salir a jugar con nuestros hijos.

Para darnos cuenta de lo que dejamos a medias, de todo lo que no pudimos o no quisimos hacer, no debemos esperar a que el tráiler de nuestras vidas nos diga “COMING SOON”, ni seguir jugando a ser dioses hasta que la muerte nos señale el final del partido. Tenemos que ponernos las pilas ya, olvidarnos de mandar mensajes y visitar a nuestra gente, dejar de quedarnos callados y soltar ese “te quiero” que ahogamos en el silencio de nuestros suspiros, ocuparnos de vivir más y planear menos. Tenemos que hacer lo posible por vivir sin cuentas postergadas para que la muerte no nos sorprenda, y sobre todo, para que cuando llegue no nos quite lo bailao’.

Yedzenia Gainza

http://www.yedzeniagainza.com

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