¡Hola Sergio!
La situación en Venezuela me ha afectado tanto que llevo casi una semana con las persianas de casa cerradas, desconectada de las redes sociales, y lo que nadie jamás pensaría, con el móvil abandonado. Como sé que con este encierro no conseguiré nada más allá de la tregua de preguntas que no quiero responder, hoy hice un intento por volver a la normalidad. Se me ocurrió abrir twitter esta mañana con el firme propósito de leer SOLO UN TUIT, daba igual cual. Mi idea era hacer un “acercamiento” silencioso, leer y cerrar, nada de “Buenos días a todos excepto a…” como escribo cada vez que comienzo mi hiperactividad, nada publicar ejemplos de “la paz de Maduro”, y tampoco ningún “#voglioviverecosí ” como los que dedico a cada imagen que me recuerda a mi amada Italia. Leer un tuit, callar y cerrar. Y fue en ese momento que el tuyo apareció como el destino pone en nuestro camino lo que necesitamos para conseguir lo que queremos. Decías: «Aunque no participé en la manifestación, pido disculpas a la @policia, porque creo q todos tenemos mucho que hacer»… Leí tu tuit y en consecuencia tu post http://sergioacedo.com/matar-policias-es-de-izquierdas/ justo después de hablar con un amigo que en estos días lleva más que nunca sobre sus hombros la responsabilidad de ser Inspector Jefe de la Policía Nacional, y atascada entre pecho y espalda la indignación sobre todo lo que está ocurriendo.
Mi amigo poli, ese que se ha quedado más de una vez boquiabierto por la forma en que animales con y sin uniforme atacan y hasta matan a manifestantes (o no) incluso dentro de sus casas en Venezuela (no con pelotas de goma, sino con PLOMO y “gas del bueno”). El mismo hombre que no soporta al PPSOE y durante la sobremesa confiesa arrepentido: “hasta he llegado a votar por IU” esta mañana estaba muy frustrado.
Robocop —así le llamo con una sonrisa porque sé que no le gusta— está indignado por lo que ha ocurrido, por las decisiones políticas que pasan por encima de lo que debería ser y no es. Por los pobres chicos que se jugaron el pellejo en la calle ante elementos que están bastante lejos de la gente que pacíficamente reclama los derechos de todos, por imaginarse al Director de la Guardia Civil celebrando con champagne en su despacho porque por fin ha escapado del galope de los caballos de los medios de comunicación y la opinión pública que en estos días se han olvidado del despropósito de Ceuta.
El policía que ahora tiene que ver cómo se despotrica contra sus compañeros es el mismo que con paciencia escuchó el profundo asco que sentí cuando gracias a la invitación de otro amigo tuve que tragar grueso y escuchar en el Congreso de los Diputados cómo los “demócratas” de la izquierda española, y la nacionalista que se avergüenza de serlo pero igual se aprovecha de los beneficios del Reino, defendieron de la forma más despreciable la represión, las balas, la muerte de todos aquellos que no consideran oprimidos, ni luchadores, ni estudiantes, ni pueblo simplemente porque el régimen contra el que se rebelan no es de “derechas”.
Esa es la “izquierda” que se llena la bocota de democracia, pero a la hora de condenar la dictadura cubana o la corrupción chavista (bastante espléndida con los hipócritas, por cierto) se mete la lengua allá donde los venezolanos le damos uso al papel higiénico. Esa izquierda que defiende a “estudiantes” que se creen los dueños de nuestras universidades para hacerlas su territorio y por supuesto hostil para todo el que difiera de sus ideas y/o no esté de acuerdo con los pasillos llenos de suciedad y niebla de porro y tabaco, porque esa es la “libertad”, la suya. Sí, la libertad de hacer lo que les da la gana y quien abra la boca contradiciéndoles es un fascista. La misma izquierda que desde sus cátedras enseña lo que le da la gana sin un programa en mano y con un sistema de evaluación basado en eso que en mi tierra llamamos “jalabolismo”(habilidad de hacer la pelota) que aprecian muchos “profesores” que ven en sus alumnos cerebros que lavar y nuevos seguidores que aumentarán las visitas a sus páginas web, e incluso la venta de sus libros obligatorios para aprobar la asignatura.
Esa izquierda es la que campa por España chupando de nuestros impuestos y usando la bandera de la “lucha”, porque la “lucha” contra la derecha es digna, porque reclamar derechos fundamentales es digno, justo, soberano, decente y democrático. Pero es todo eso sí y sólo sí la “lucha” no es contra ellos ni contra sus amigotes, porque en ese caso la “lucha” deja de ser legítima para convertirse en “golpismo”, y los ciudadanos insatisfechos pasan a ser «golpistas» merecedores de balas, allanamientos sin orden, desapariciones, destituciones porque sí, encarcelamientos sin juicio o juicios rapidísimos sin pruebas ni defensa. En resumen, en España hay que matar a los policías por cumplir con su deber a punta de porra y pelotas de goma, mientras en Venezuela hay que darles coches nuevos, condecoraciones y fiestas, por matar, violar, acosar, y junto a paramilitares hacer trizas los DDHH de un pueblo que no merece su atención, respeto, ni mucho menos ayuda por exigirle lo propio a «los hijos» de Fidel Castro, ese dictador que la “izquierda” admira porque sigue pensando que Cuba es un paraíso de ron, puros y jineteras como las que abundan en las playas de Varadero.
Robocop está indignado como muchos por lo que ve aquí y allá, por mí no puede hacer más que escucharme cuando le cuento cosas como que el lunes en mi casa se han quedado sin gas; y la verdad es que no sé qué podrá hacer por sus compañeros, pero sí que lo hará. Lo que sí está claro es que no creo que haga falta matar a ningún policía, y quien lo intente debería estar ya declarando en un juzgado, tanto como aquéllos que valiéndose del uniforme se sobrepasan con manifestantes decentes y estudiantes de verdad que protestan contra una grosera subida de tasas, especialmente si éstas de una u otra manera servirán para cobijar violentos o pagar el sueldo a más de un profesor mediocre.
En esta España cada vez más al revés no se ha acabado la gente coherente que defiende lo mismo en todas partes, porque así debe ser. Y es un orgullo tener amigos como Robocop y saber que están allí tanto como los diputados que reciben insultos dentro y fuera del hemiciclo por hablar sin pelos en la lengua de lo que ocurre en Venezuela, y también estoy orgullosa de los muchachos que han ignorado el blablablá en clase de quien no permite el disentimiento porque parece que le merma su débil ego. Por todo esto no estoy dispuesta, como no debería estarlo ningún ser humano a que a personas como éstas se les meta en el mismo saco que a los abusadores, corruptos, hipócritas, y matones que por enrollarse una palestina al cuello, escuchar Manu Chao y ponerse una camiseta del Che creen que sólo ellos pueden opinar y que la violencia se justifica si se ejerce a favor de “su lucha”.
La violencia NO es justificable, y que nadie pretenda convencernos de lo contrario. No se trata de ponerse del lado de la policía o de los manifestantes, se trata de estar del lado de la Ley y no del de la violencia y el vandalismo.
Vuelvo a mi encierro no sin darte las gracias por tus palabras que desnudan la doble moral de muchos, aunque sabemos que eso no les importa, siempre pueden taparse con alguna bandera que les permita seguir bailando al son del que pone la plata o esperar pacientemente como caimanes en boca de caño.
Un abrazo